El hotel está situado junto al ayuntamiento y al puerto, a muy poco del palacio real, la fortaleza Akershus, la calle principal y bastante cerca de la estación central. Hacen las habitaciones cada 3/4 días, pero si necesitas cambiar toallas no hay ningún problema. El desayuno bien, para todos los gustos. Las camas son bastante pequeñas. Nuestra habitación era de las que daban a un patio interior y solo tenía una ventana que no se abre. El aire acondicionado no se puede apagar desde la habitación, hay que avisar abajo para que lo apaguen ellos. El check in se hace en una maquinita en la entrada pero si hay cualquier problema, las personas que están en el bar te pueden ayudar.