El hotel es hermoso, el estado de conservación del edificio histórico es de lo mejor. Han sabido adecuar las instalaciones conservando ese aire virreinal en sus muros y patios. La limpieza en lo general es excelente y las áreas comunes lucen relucientes (lobby, salones, comedor).
Sin embargo, el gran problema es el servicio. No es que el personal sea grosero (para nada, de hecho, mis respetos para los meseros del comedor a la hora del desayuno), más bien se queda en la mediania y nunca llega a pasar de la "cordialidad". A continuación algunos ejemplos:
1. En check in, la recepcionista se acotó a decirnos nuestro número de habitación y el botones a entregarnos las maletas (que agradecemos nos hayan prestado servicio de guarda equipaje al llegar antes del check in). Entenderán que algunos huéspedes nos sentimos mucho mejor cuando nos acompañan hasta nuestra habitación para no ir adivinando la ruta.
2. El basurero de la habitación no había sido vaciado de los huéspedes anteriores (a pesar de ya haber sido limpiada)
3. Deben encontrar una manera más eficiente (o más apoyo) para la preparación de jugos. Mi acompañante nunca recibió el suyo y cuando se acercó a preguntar si estaría pronto la señorita solo le comentó "es que tengo muchos que hacer"
4. Durante el check out nunca preguntaron si teníamos algun comentario y ni siquiera se sugirió que "nos esperaban de regreso" (se quedó en un "eso es todo")
Pueden parecer nimiedades, pero son pequeños detalles que importan