Es un hotel en un palacio antiguo renovado con mucho gusto. Gran recepción, salones y zonas comunes. Las habitaciones son buenas sin lujos. Cama enorme con muy buena ropa de cama, buenas toallas. Muy buen desayuno y atención. Todo el personal; como siempre en los Riu súper amables. Como única pega y no menor, fue el frío del baño. Siempre estaba helado, teníamos que dejar la puerta abierta para que entrara el calor. La habitación al llegar y en otra ocasión estaba a 17,5 grados, Helada. Enseguida se calentó, pero mala manera de recibir a huéspedes. Salvo esto, muy buena elección en Dublin. La ubicación perfecta, cerca de todo.