El hotel es una maravilla arquitectónica, es un hotel en la que parte de sus instalaciones están excavadas en la propia montaña.
El hotel y sus vistas son perfectas y el servicio exquisito pero el entorno se acompaña. Al salir a Cenar tuvimos que pasar por un barrio que deja que desear por iluminación, seguridad.... pero entiendo que el hotel poco puede hacer con eso.
Los únicos puntos "negativos" que sí está en su mano solucionar son: que el SPA no es un SPA tradicional (piscinas, aguas térmicas, duchas,circuitos...) más tratamientos varios (masajes, drenajes,....) poruqe lo único que ofrece el hotel son los tratamientos, así que mi pareja y yo nos quedamos con las ganas de relajarnos en el SPA al llegar al hotel. En la habitación dos cosas puntuales, en primer lugar la habitación tiene unas vistas excelentes de la ciudad, pero no hay cortinas, por lo que el edificio de al lado puede ver como te duchas.
El wifi perfecto y la tele considero que es muy pequña (22 pulgadas aprox) para un hotel de esa categoria. Desde la cama casi no se puede ver la tele...
En definitiva, como siempre hago, la valdoración final para mí seria saber si volvería a ese hotel o no en caso de volver a Napoles, y en esta ocasión creo que no lo haría.