Lo mejor que tiene este hotel es que está en el centro de Parma, cerca de la catedral, los museos, las tiendas, y buenos cafés y restaurantes. El hotel está limpio, y las habitaciones bien cuidadas, así como los cuartos de baño. El desayuno está bien, aunque mejorable. El personal muy amable y dispuesto a ayudar. Hay un bar muy cerca, y si tu habitación da a la calle molesta un poco el ruido de la gente en la calle, pero normalmente a medianoche cierran.