Todo el hotel es de una originalidad muy notoria, cuadros por todas partes, en la entrada hay una máquina de juego de los años 50's, una imitación del sillón con los labios del Museo Dalí, etc.
La habitación decorada al mismo estilo, es confortable y muy bien insonorizada, teniendo en cuenta que està en el centro de Figueres. El desayuno digno. La vista desde la terraza, en la 5ª planta, SENSACIONAL. La recepcionista Geraldine, un 10.