Es un hostal en un bajo, sin ventanas, tipo cueva, y la habitación doble que cogimos era diminuta, vieja, y tenía unas rendijas de aire acondicionado por las que no dejaba de entrar aire frío. Se escuchaba todo el jaleo de los grupos de personas que estaban alojados. Los baños eran compartidos pero además eran mixtos para chicos y chicas. Un día nos olvidamos el bote de champú en la ducha y cuando fuimos a por él ya había desaparecido. El wifi funcionaba perfecto la primera noche pero después no pudimos conectarnos, no sé si porque había mucha gente alojada o por qué.