Entre luz y viento, esta casa acoge a sus huéspedes con el calor de la madera y los tonos melosos que la atraviesan. Los ambientes son luminosos, naturales y llenos de una quietud profunda. El gres porcelánico con efecto terracota dialoga con el parquet y crea una atmósfera íntima y soleada que envuelve cada gesto cotidiano.
En el exterior, el patio pavimentado en piedra, con su ducha de agua caliente, es un lugar auténtico donde relajarse al caer la tarde, cuando la luz se vuelve más suave y el silencio parece abrir espacio a un respiro más profundo.
En la planta superior se encuentra la zona de noche, compuesta por dos dormitorios: uno matrimonial y otro con dos camas individuales, sencillo y acogedor. Junto a ellos, el cuarto de baño presenta un juego armonioso de tonos marfil, terracota y miel, en un estilo natural, depurado y luminoso.
En la planta baja, el cuarto de baño mantiene el mismo espíritu estético, pero con una combinación de terracota y marfil —un marfil con un ligero matiz dorado— intercalado con pequeñas teselas de mosaico artesanal, que retoman los colores del revestimiento y crean un diseño discreto y armonioso. Este baño cuenta además con un antesala donde se encuentra la lavadora, un espacio funcional y práctico perfectamente integrado en la vida cotidiana de la casa.
Los materiales, las luces, el diálogo entre los colores y el ritmo suave de cada estancia componen una casa íntima, serena, pensada para ofrecer descanso, equilibrio y una sensación inmediata de bienestar a quienes la habitan.