Una maravilla en todos los sentidos. Ubicación en el corazón de la ciudad, habitación con todo lo imaginable (cocinita, un sinfĆn de objetos de aseo personal...) y, sobre todo, unos dueƱos encantadores. Muy buena gente. La pareja de propietarios, que habla un castellano y un inglĆ©s impecables, nos recibió como si fuĆ©ramos parientes lejanos. Nos ayudaron a aparcar el coche en zona gratuita (la mujer hasta paró el trĆ”fico durante unos segundos), el marido nos ofreció limoncello casero, nos dieron un plano de la ciudad y cupones de descuentos varios, nos hablaron de su hija, que estudia en Barcelona... Lo dicho: pura hospitalidad siciliana (de la que hemos disfrutado durante todo nuestro viaje por la isla). Y la guinda del pastel (nunca mejor dicho), el espectacular desayuno que nos encontramos al dĆa siguiente, compuesto por delicias caseras de la zona, destacando una maravillosa crema de sandĆa y una sabrosa tarta de limón. En resumen: MatrĆcula de honor. No os lo perdĆ”is.