Es familiar, el dueño muy amable, es tranquilo , la habitación muy amplia con 3 camas con mucha luz y muy céntrico pero tranquilo ya que hay una calle que separa la zona de turismo. El autobús está a 2 minutos y la catedral y los comercios y restaurantes. Todo perfecto, no hay ascensor pero disponen de habitación en la planta baja.Se puede desayunar y hay café y te , galletas en la habitación. El baño grande y limpio. Pudimos dejar las maletas hasta que salió nuestro autobús, por lo que aprovechamos todo el día sin tener que pagar nada por la custodia de maletas como en otros hoteles.