Hotel en el bonito pueblo de Seydisfjordur, en el que vale la pena relajarse un día mientras se pasea por sus calles y se observa sus múltiples curiosidades de estilo "hipster". Aunque el edificio del hotel es muy bonito por fuera, las habitaciones son muy reducidas, y aunque el estado de limpieza general es bueno, necesitaría alguna reforma, ya que el suelo de madera vieja de las habitaciones le da un aspecto no muy agradable. Además las habitaciones están mal aisladas y se escucha mucho el ruido de la calle.
La recepción del hotel se encuentra en otro hotel-restaurante situado en la casa de al lado que quizá sea la mejor opción para comer y cenar en Seydisfjordur. El desayuno (opcional, por 2500ISK) también se sirve en ese mismo restaurante y es bastante completo y variado. El personal es muy atento y amable.