Las habitaciones son ampllias y el baño también, pero al ser un edificio antiguo las ventanas no ajustan bien. Es bonito pero poco funcional.
Del hotel nos fuimos con una sensación agridulce. No nos ofrecieron la caja fuerte de la habitación. La había, pero de esas en que te tienen que dar el bombín con la llave, y al no ofrecerla pensamos que la tenían inutilizada y decidimos guardar todo bajo llave en una maleta cada vez que salíamos de la habitación. No obstante, la última noche dejamos unos pendientes sobre una de las mesillas a las 8 de la noche al salir a cenar, y al volver a las 11 de la noche no estaban. Los buscamos por el suelo, debajo de la cama con la linterna del móvil y no estaban. Y al dejar el hotel lo comunicamos en recepción porque estábamos seguras de que alguien habían entrado a llevárselos. Era el medio día y aun estuvimos por allí una hora hasta la 1, en que fuimos a por el equipaje para ir al aeropuerto. Dijeron que iban a buscar detrás de la cama, y en una hora no aparecieron. Al recoger el equipaje nos pidieron una direccion de correo electrónico para comunicarse con nosotras si los encontraba, y tres horas después recibimos un correo diciéndonos que los pendientes habían aparecido detrás de la cama y preguntando como enviárnoslos. Como nos quedaban muchos días por Brasil, les indicamos el hotel de Río en el que íbamos a estar 5 días y allí nos enviaron los pendientes.
Estamos sumamente agradecidas por ello.